sábado, 19 de agosto de 2017

CRÍTICA DE CINE ; "REGRESO A MUNTAUK"

Montauk es un lugar en el que puede tener lugar un final de lo posible y un inicio de lo imposible. Montauk es la utopía. Y la utopía aquí es el deseo, por parte de un escritor maduro y en pleno éxito literario, de llegar a saber si lo que fue sin serlo del todo pudiera regenerarse para redondear lo iniciado, completarlo y llevarlo a mejor puerto. En fin , la vieja historia del mito de la mujer de   Lot, en  versión hombre,  que se convirtió en estatua de sal cuando miraba para atrás.

 En este caso, el asunto es amoroso. Vayamos por partes.

Max Zorn (Stellan Skarsgärd) es un escritor europeo que está alcanzando el éxito en plena madurez tardía. El libro con el que está de gira por New York se llama El Cazador Cazado, que es todo un presagio de lo que luego veremos en la pantalla. 

La historia podría parecer un ajuste de cuentas entre personas que se han amado en diferentes épocas de la vida. Así, por ejemplo, lo vemos en los diálogos que establece Max con cada una de ellas. Sin embargo, valorar esta película por lo que literalmente nos cuenta supondría perdérnosla. 

Lo que Regreso a Montauk cuenta no tiene interés en el sentido literal. La  película  juega con símbolos, parábolas, coincidencias y demás pistas sutiles (por ejemplo, la del título del libro). El escritor fabula, y lo hace incluso en su vida, hasta tal punto que parecería que pudiera convertirse en un personaje más de la novela que es su existencia. 

Max quisiera que su vida pudiera controlarse, encaminarse, troquelarse o hacerse reversible como él hace con sus novelas. De ahí que sea fácil deducir que a Max le interesa la vida en la medida en que quisiera poder proyectar sobre ella sus anhelos o sus ideales. En una novela hay un inicio, un desarrollo y un desenlace, cosa que muy a menudo la vida no nos ofrece. 

Por otro lado, Nina es abogada, quiere justicia, no ilusión por aquel mundo perdido (simbolizado en esa utopía que es Montauk). Así, pues, tenemos ante nosotros el reencuentro y la esperanza, por un lado, y un verificar que lo que se siente por el otro es real y justo.

Me ha gustado Regreso a Montauk  por la dirección, por el ritmo, por el guión, por la interpretación. Es una película que lo tiene todo y no le falta de nada. Pero eso va a gustos… y de si el espectador está presto y bien inspirado el día que acuda a ver esta película y captarle los símbolos y las sutilidades que Volker Schlöndorff nos ofrece en cada diálogo, en cada escena, en cada detalle.

A primera vista se trata del affaire de un cincuentón inmaduro en plena crisis de mediana edad, es decir, nada particularmente atractivo; pero en manos de Volker Schlöndorff la anécdota revela temas mucho más interesantes como la culpa y el dolor: Regreso a Montauk comienza con un largo monólogo en el que Skarsgård reproduce las últimas palabras de su padre “hay dos tipos de arrepentimiento el pesar por lo que se hizo mal, y el pesar por lo que no se hizo”.

El tío me  ha  recordado a uno, a  veces, y  esa  inmadurez  de  la  que no terminamos de desprendernos  de  por vida.

La película termina como comienza, con un primer plano de Max Zorn, esta vez preguntándose qué ha hecho con su vida y qué está en sus manos enmendar. Montauk ha cumplido su misión.

Regreso a Montauk es una obra bella, nostálgica y catártica.

Buena. Vale  la pena.

Resultat d'imatges de CRITICA DE  REGRESO A MONTAUK

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