Es una mujer madura que conserva la belleza antigua en el porte, en las manos, en la mirada. Es alta. Le gusta pasear por sant Cugat , sentarse en una terraza, y ver discurrir el río de la vida y los peces de colores, que somos nosotros.
Un día me senté a su lado y la invité a tomar algo. Desde aquel día de vez en cuando nos sentamos en la corriente de la calle Rusiñol e intentamos pescar en el mismo río . A veces esta mujer madura del Vallés llora en mi hombro su propia belleza que se fue. Para consolarla le digo que la belleza nunca se extingue: en algún lugar del universo estará aún aquel rostro suyo de 20 años que enamoraba a los hijos de los empresarios del textil de Tarrasa , o que se bañaba desnuda en las aguas de Canet.
Era la reina de todos los saraos . Ahora vive en una casa entre recuerdos enmarcados de plata, óleos regalados , una butaca, un reloj parado y, sobre todo, un álbum de fotografías. Y moja el pan que desayuna con sus lágrimas.
Por ese mundo campa un gato como una silueta nocturna dibujada y la dama lleva colgantes y brazaletes que compraron para ella amantes que ya murieron. En el sofá de cojines raídos donde se sentaron seres fascinantes de otro tiempo, la mujer madura pasa las hojas del álbum. En las fotos se suceden jóvenes con trajes color pistacho, sonrisas alcoholizadas , y zapatos de lona :
- Este es fulano, fíjate qué guapo era. Su padre era el dueño de...¡buena pieza!, no creas, el papi también me echaba los tejos...
"Éste es un baile de en la Masía del doctor ...en Premiá. Era un calzonazos..."
"Me sentaba bien este coche, ¿eh?".
Esta mujer ha intentado darse boleto una vez. Le digo que la belleza nunca desaparece. Que este mundo sin ella sería otra cosa.
La memoria también es algo físico que puede ser acariciado. Pero uno tiene la impresión de que es de este tipo de señoras dispuesta a saltar el puente de este río de la vida antes de que el reloj parado se cubra de polvo por completo.
Esta mujer ha intentado darse boleto una vez. Le digo que la belleza nunca desaparece. Que este mundo sin ella sería otra cosa.
La memoria también es algo físico que puede ser acariciado. Pero uno tiene la impresión de que es de este tipo de señoras dispuesta a saltar el puente de este río de la vida antes de que el reloj parado se cubra de polvo por completo.
Fuera de esta casa en ruinas que es ella toda la ciudad es pura pasión. Pasean chicas con pantalones ínfimos mostrando unas piernas tostadas e infinitas, y una belleza insultante . Ruge el final de este otoño .
Los toques de las campanas del Monasterio aún le servían para poner en hora su reloj, pero ahora ya está definitivamente parado.
Cuando la consuelo, ella me mira. Sonríe con una tristeza maravillosa. Me acaricia la barbilla , y me dice "ay, qué tolón eres!".

Solo queda esperar a que un galande caballero te quiera escuchar y te haga soñar que sigues teniendo algo de chispa para sacarle una sonrisa.
ResponderEliminarCuanto daño hacen las traiciones.
Cierto....aunque ella jugó ese juego
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