lunes, 7 de noviembre de 2016

UNA MUJER DE SAN CUGAT

Es una mujer  madura que conserva la belleza antigua en el porte, en las manos, en la mirada. Es alta. Le  gusta pasear  por  sant Cugat , sentarse en una terraza, y ver  discurrir  el río de la vida  y los peces de colores, que somos nosotros.

Un día  me senté  a su lado y la invité a  tomar algo. Desde  aquel día de vez en cuando  nos sentamos en la corriente  de  la calle Rusiñol  e intentamos pescar en el mismo río .  A veces  esta  mujer madura del Vallés llora en mi hombro  su propia belleza que se fue. Para consolarla le digo que la belleza nunca se extingue: en algún lugar del universo estará aún aquel rostro suyo de 20 años que enamoraba a los hijos de los empresarios del textil de Tarrasa , o que  se bañaba desnuda en las aguas de  Canet. 

Era la reina de todos los saraos . Ahora vive en una casa entre  recuerdos  enmarcados  de plata, óleos regalados , una butaca, un reloj  parado y, sobre todo, un álbum de fotografías. Y moja el pan que desayuna con sus lágrimas.

Por ese mundo campa un gato  como una silueta nocturna dibujada  y la dama lleva colgantes y brazaletes que compraron  para ella  amantes  que ya murieron. En el sofá  de cojines  raídos donde se sentaron seres fascinantes de otro tiempo, la mujer madura pasa las hojas del álbum. En las fotos se suceden jóvenes con trajes color pistacho, sonrisas alcoholizadas ,  y zapatos de lona :

- Este es fulano, fíjate qué guapo era. Su padre  era el dueño de...¡buena pieza!, no creas, el papi  también me echaba los tejos...

 "Éste es un baile de en la Masía del doctor ...en Premiá.  Era un calzonazos..."

 "Me  sentaba  bien este coche, ¿eh?".

Esta  mujer  ha  intentado  darse  boleto una vez. Le digo que la belleza nunca desaparece. Que este mundo sin ella  sería otra cosa.

La memoria también es algo físico que puede ser acariciado. Pero uno tiene  la  impresión de  que es de este tipo de señoras  dispuesta a saltar el puente de este río de la vida antes de que el  reloj parado se cubra de polvo por completo. 

Fuera de esta casa en ruinas  que es ella toda  la ciudad  es  pura pasión.  Pasean chicas con pantalones ínfimos mostrando unas piernas tostadas e  infinitas, y una belleza  insultante . Ruge el final de este otoño . 

Los toques de las campanas del Monasterio  aún le servían para poner en hora su  reloj, pero ahora ya está definitivamente parado. 

Cuando la consuelo, ella  me mira. Sonríe con una tristeza  maravillosa. Me acaricia la barbilla , y me dice "ay, qué tolón eres!".
Resultat d'imatges de BELLEZA MADURA

2 comentarios:

  1. Solo queda esperar a que un galande caballero te quiera escuchar y te haga soñar que sigues teniendo algo de chispa para sacarle una sonrisa.
    Cuanto daño hacen las traiciones.

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