jueves, 15 de septiembre de 2016

ÁLBUM DE FOTOS

Ese amigo de la infancia que subía contigo en la trabuca del tranvía  en Zaragoza ha perdido el nombre. Era un niño flaco, hijo de un fotógrafo . Después  fuimos monaguillos en la parroquia de santa Engracia. 

Al fondo se ve el  retablo de la Parroquia  y tú en la fotografía estás con él vestidos con un alba blanca . Íbamos siempre juntos, gamberreando aquellos días claros de la  adolescencia . Pero ese chaval  de  aquellos años , que te servía de escudero, desapareció muy pronto y hoy ignoras cómo se llamaba aunque él entonces habría dado la vida por ti.

Y yo por él.

Yo estudiaba en Jesuitas, él en Corazonistas

En otra página del álbum eres un joven en una mañana en la plaza del Santuario de Torreciudad . Sonrío a la cámara. Era un joven dispuesto a entregar  mi vida entera  por un gran ideal.

En otra instantánea  salgo  entre  un grupo vestidos de tunos  que también sonríen. Uno de ellos ya está muerto. Otro ha llegado a  dirigir una empresa  que lidera su mercado.  

En   esos días  descubrí el amor . Fue algo muy atormentado. Hoy  me parece muy hermoso.  Y, aunque  lo viví como una mentira, estaba muy cerca  de la pureza y de la ingenuidad.

Después apareces vestido de mafioso en compañía de un colega  a  quien quería mucho. . ¿Qué habrá sido de él? Le gustaba mucho el teatro y tenía una imaginación  maravillosa.

La tarde huele a paja quemada y llueve mientras  voy pasando las hojas de un álbum cuyas imágenes son humo de la memoria. En él hay múltiples figuras evanescentes que un día quedaron atrás, si bien esa gente  te regaló por un momento parte de su alma sin pedirte nada. 

Me  da pena comprobar  que en mi álbum  de  fotos no hay ni un rostro de mujer.   

La marea nos ha arrastrado a distintas playas, ninguno ha cumplido sus sueños, pero cada uno de ellos se cruzó en mi vida por azar y durante un tiempo me acompañaron  en la travesía de los placeres y las desdichas.

Al cerrar el álbum de fotos piensas que todos los amigos que has tenido son el mismo. Su rostro está dentro de ti desde la infancia. Es aquel niño sin nombre que jugaba contigo en el Cabezo de Zaragoza . 

A través de la existencia no has hecho sino reflejarse en tus ojos.




2 comentarios:

  1. ¿Es Ch. P. el del sombrero de copa? Guardo buen recuerdo él. Creo que ahora es profesor de literatura en un instituto. Siempre lo recordaré pegado a un libro. Según me dijeron, voló. Seguro que ahora es más feliz, y yo también feliz que lo sea.

    ResponderEliminar