Visité en Caixa Forum la exposición de Philippe Halsman. Lleva el título de "¡sorpréndeme!" Maravillosa.
El fotógrafo se hizo famoso por la técnica del "jumping style" o "jumpology", a la que él dio origen. Se trataba de retratar a la persona saltando, para así conseguir una imagen de ésta mucho más real, más verdadera, sin artificio ninguno, sin que el cerebro pudiera controlar la expresión del rostro. «En un salto, la máscara se cae. La persona real se hace visible». El resultado era una imagen de la persona bien distinta a como solía aparecer, y por ello con gran atractivo para el público.
La fuerza de las imágenes de este hombre es conmovedora. Sus retratos llegan muy dentro, y te llegan muy al fondo.
El bigote de Dalí también es protagonista de la exposición. Ese mostacho daba mucho juego para una de esas “instantáneas excéntricas” y esa espectacularidad que siempre buscaba el rompedor fotógrafo. Y el propietario del mostacho, claro. La serie es de 1953 y durante dos años, con su Rolleiflex 4x5 y un flash electrónico, fotografió esos bigotes que iban soportando desde gotas y moscas y flores hasta combates consigo mismo o reproduciéndose en un frasco de Chanel, en trabajos que, 36 miradas después a esos pelillos, dieron hasta para un libro: Dali’s Mustache.
Cocteau le preguntó una vez al fundador de los Ballets Rusos, Serguéi Diáguilev, que qué podía hacer para colaborar con él. “¡Sorpréndeme!”, le respondió. Halsman, conocedor de la anécdota, se lo impuso como credo y hacérselo al mundo. Lo logró.
Para crear agítese antes de usar: agítense las ideas, agítense los métodos, agítense los lenguajes.Ese era Halsman.
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