SOUTHPAW: UN TARADO HIJO DE PUTA COMO YO.

Fui  a  ver  Southpaw, que aquí se  titula "Redención" , un buen  trabajo de Antoine Fuqua .

Se trata de una historia muy  vista , pero muy entretenida, que se sostiene principalmente por la soberbia actuación de Jake Gyllenhaal. El acompañamiento de los secundarios , buenísimo.

Billy Hope (Jake Gyllenhaal) es un boxeador en ascenso que, tras mucho esfuerzo , vive  feliz en una mansión con su esposa Maureen (Rachel McAdams) y su pequeña hija Leila (Oona Laurence). Un trágico episodio da vuelta por completo las cosas en su  vida, desmoronando la vida de Billy. Deberá comenzar de cero para sobreponerse y salir a flote. 

Billy   entra al trapo de un futuro rival , que  le  humilla en público dándole  donde  más  le duele: en su corazón. Al final  de  la  película,en el último asalto  con ese mismo  rival,  vuelve a  humillarlo :" ¿crees  que  tu mujercita  va a  bajar  del cielo y va a hacer que ganes el combate, capullo?".

En ese instante, Billy  pierde  la cabeza y  la  rabia  le inunda. Su entrenador, que desconoce  las palabras  de su rival, intuye  que  algo ha sucedido.Le  coge la cabeza  con las manos:

- No  pienses  en lo que te haya podido decir. Piensa en tu mujer, te está mirando. Piensa en tu hija, te estás  mirando, piensa en mi, te estoy  mirando...

La  película   trata simplemente de una narración acentuada por el intenso dramatismo que supone el hecho de perderlo todo de un momento a otro, de caerse y tocar fondo. El desafío radica en volver a levantarse. 

La esperanza, la fe en uno mismo, los valores y los códigos aparecen en una buena cantidad de pasajes para remarcarnos la lucha constante de nuestro protagonista ante una realidad que lo ha golpeado más duro que cualquier otro adversario dentro del cuadrilátero. 

Allí  es donde  esta  película  me  ha dado duro a  mi también, por razones fáciles de  entender.

Mención especial merece Jake Gyllenhaal, puesto que su labor aquí es tan grande y sentida que sin él esta película  no dejaría huella alguna. Encarna a un boxeador parco, hundido en la angustia y con una ira acumulada que amenaza a cada instante con salir a la luz.

Southpaw convence y entretiene.

Entiendo  muy  bien a  ese  hombre  que  recibe  una lección de su  entrenador a  las  burdas  y  obscenas provocaciones de  su  rival . La mente domina al cuerpo, la ira se controla y se usa a favor, nunca en contra, pues el adversario sabe donde duele, más anímicamente que físicamente. No  hay que entrar  al trapo.

Un día antes de ver esta película  recibí  otro  comentario en el  blog  del anónimo de  siempre. Su odio   me recordó la  provocación de  la escena  final:

"Te equivocas. Ni tienes puta idea de quien es tu odiador actual, ni lo sabrás. Ni yendo a la BCN mobile. Tarado, que eres un tarado. Que te den por el culo, viejo hijo de puta. Y en cuanto a la Piedra, no me alegré por ti. Me alegré por ella; esto es algo que un subnormal farsante como tú nunca entenderá".

En fin, no me enfadas, ni me das pena.

Creo que haría lo mismo  que tú...si odiara a alguien.

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