No sé cuántas de las cosas que hago al día son verdaderamente libres. Tengo la impresión que voy en remoto con el piloto automático.
Me despierto sin necesitar el despertador , salto de la cama, me pongo la titola en su sitio, me afeito, me ducho, tomo un café, voy a la estación de ferrocarriles subo al tren y miro sin fijar la vista en nada y en nadie , llego a la oficina, saludo al de recepción, sonrío al jefe, charlo con los compañeros, reviso la agenda , hablo por el móvil, almuerzo el plato del día de una máquina expendedora de comida , cita con un cliente, las mismas frases para vender el producto de siempre, los mismos argumentos , termina la jornada, cierro el ordenador, regreso a la estación, otro tren , el portal, el llavero , la casa, no hay mujer, ni hijos, la noche, la cena, leer, la cama.
A veces rezo, pero también de un modo mecánico la mayoría de las veces. Y así un año y otro año cumpliendo siempre las reglas con palabras y gestos repetidos , la impresión de que eso ya lo has dicho mil veces, lo has visto no sé dónde , y esperando el gran acontecimiento.
El gran acontecimiento es, para muchos, que un pájaro ha chocado contra el parabrisas del coche, que tu hija ha quedado embarazada en la piscina, o que parece que te has enamorado y te pilla cansado.
Después también sucede como cuando vas en bicicleta , que todo es instintivo. Pedaleas, vas de aquí para allá, subes, bajas, y al llegar al destino no sabes ni por dónde , ni como, ni nada. Has salido, has llegado, y has respetado todas las reglas del carril bici si darte cuenta de como ha sido.
Mientras, tu cerebro estaba raca raca en otra parte, ajeno al paisaje que atravesaba. Esta experiencia puede aplicarse a todos los aspectos de la conducta humana. .
Esto me da miedo y me inquieta, la verdad. ¡Joder!: de pronto un día uno se encuentra al final del trayecto sin darse cuenta de que ha vivido.
Y yo lo que quiero es vivir.
Nuestro ideario existencial es con frecuencia un desastre: el agobio es la parte predominante. La infelicidad es ineludible con éticas, hábitos de vida, conceptos del mundo todos ellos falsos.
ResponderEliminarAyer releía el principio de la Odisea y decían los dioses en tertulia-más o menos: "los hombres piensan que somos nosotros quienes les enviamos las desgracias, pero son ellos la causa de sus propias desgracias".