jueves, 16 de marzo de 2017

MILAGROS

Cada órgano de nuestro cuerpo es una bomba de relojería unida a un temporizador increíblemente sensible, que no estalla gracias al prodigio de la fisiología. 

Cuando  tenemos salud  todo  funciona, no problemo, pero basta un dolor de cabeza, un pinchazo en el dedo, un ataque de gota, y dejamos de ser uno para dolernos todo.

En ese  sentido, vivir es un milagro. A veces me pregunto por qué  razón el corazón no estalla y nos vamos a fundido en negro

La Tierra gira alrededor del Sol y  está sometida a una atracción  de gravedades cuyo rigor impide que nos perdamos por la Vía Láctea y más allá.

Hay  más  milagros ,  por ejemplo, que en este mundo cada planta y cada insecto tenga un nombre, y que fecunden  aprovechándose unos de otros. , que  Goya haya pintado  las paredes de la Quinta del Sordo, o Rembrandt el Hijo pródigo, cualquiera de las sonatas de Bach, alguna balada de Bruce,  o  que todavía existan lagos  y ríos que bajan de los glaciares . 

Pese a esto, hay gente que necesita más milagros. Se van en peregrinación muy lejos  a escuchar a videntes y ver endemoniados que se suben a las paredes entre gritos blasfemos, o se arrodillan en una tanda de penaltis en la final de un mundial, o  piden  cerrar un negocio  y acuerdan con el santo benefactor entregar la mitad de los beneficios a la institución fundada  (después de impuestos)

Hay más milagros:  aceptar que  tu hijo es homosexual, o  no   humillar a tu marido  y abroncarlo en  público, no ser un  un cascarrabias  con el débil, o cualquiera de las obras de misericordia que puedes  hacer hoy.

Un  milagro es  nacer  enfermo  y  ser recibido  como una bendición con esa enfermedad. Los sanos, cuando  llueve , nos  vamos a  refugio, pero  la enfermedad  ya es una tormenta  y entonces  hay  que aprender a bailar bajo la lluvia.

Estos son hoy los milagros de verdad, aparte de que sigamos vivos y que el planeta no se haya ido a  tomar pol saco.

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