viernes, 3 de marzo de 2017

AMIGOS RAROS

Tengo  unos cuantos  amig@s  rar@s.

Lo malo es cuando  uno de nuestros amigos no acaba de caer bien a nuestra gente. En fin, siempre hay un patito feo, el díscolo, el  excesivo, el que confunde lealtad y agresividad, el que se adelanta  nuestros deseos y acaba haciéndonos tropezar con nuestra propia alfombra.

El amigo raro concita miradas de sorpresa, de cierto cachondeo, y preguntas perplejas : ¿cómo es posible que tú?...¿pero qué le ves?...¡sois como un huevo y  una castaña!...

Y , sin embargo, allí estamos, alargando el brazo entre la niebla al amigo  friki, dispuestos a  levantarnos de la mesa si alguien habla mal de él, decidido a traicionar  nuestro sentido común para darle aire a sus  insensateces , conjurados a no pedirnos nada a cambio porque hasta  llegamos a degustar  el riesgo cuando no nos va en él más que la aventura y la desventura.

Loa amigos raros hay que conservarlos como se conservan los oficios antiguos.

Es verdad que a veces se confunden y  pretenden mandar  más de lo que su carnet de amistad les permite. Pero, en fin, son al mismo tiempo público y autor , locomotora y raíles, y llegan antes que nosotros si la vida   les es indulgente  para ordenarnos el mundo a  nuestro antojo.

Y , entonces, lo extraño es normal , las palabras son sonido, y el sonido de esa amistad  se entiende en el silencio.



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