Durante unos años tuve que visitar cada tres meses Andújar y allí, en la Sierra , escapaba a escuchar la berrea al inicio del otoño.
Inolvidable. Los golpes de las cuernas con que se trababan los machos se oían de muy lejos y el harén de hembras asistía a esta ceremonia de la subasta de semen con aparente indiferencia, pero al final del combate no hay forma de que se equivoquen a la hora de otorgar sus favores al ganador.
Después bajaba a Andújar y había otra berrea.
Hoy la berrea es en sant Cugat .Aquí se traslada las noches de viernes y sábado a cualquier bareto, bar musical, discoteca de la esquina y allí los berridos sólo son carcajadas , un quejío de las tripas envueltas en una bruma de alcohol.
En Sancu , como en España, se bebe con manguera , se miden las hazañas por el tamaño de la picha, levanta los vasos de cerveza reclamando el favor de las camareras , se liga sin pudor, a ver lo que cae.
La noche tiene un aire obsceno que llega hasta la visectriz de los muslos y después de vaciar varias copas ,hartos y agotados, regresan a casa cabizbajos y haciendo eses por la calle.
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