Lo aprendí de Elsa: en cualquier rincón soleado de la terraza de tu casa , en jardineras puestas en una ventana o en un balcón, hay raíces, semillas y flores con mucha santidad . Lo decía feliz, con una alegría maravillosa. En Elsa anidaba un alma Zen con muchos años de disciplina. Ella estaba convencida que si exprimías de esos pétalos se extrae de ellos un oleo esencial que puede untarse al cuerpo con masajes e inhalaciones.
El perejil es bueno para la halitosis , la cebolla en jugo de vinagre para eliminar las verrugas , el tomate chery para el estreñimiento, el romero ahuyenta los insectos, el tomillo en infusión alivia de problemas respiratorios , la rosa común cura la impaciencia si se toma en forma de mermelada.
Mientras el mundo se viene abajo y celebra un rally de locura por las autopistas del ruido y el desvarío puedes alcanzar la paz interior dándote un masaje con el zumo natural de las plantas que cuidas en tu pequeña huerta.
Su perfume irá en busca de tu alma por muy lejos que se halle.
Su perfume irá en busca de tu alma por muy lejos que se halle.
Eso mismo sucede del roce con las almas buenas que se cruzan por tu vida. La santidad es contagiosa, y su perfume impregna la vida que le mima.
Leer un poema de Gloria Fuertes mientras sorbes en silencio una infusión, contemplar la ascensión de una hormiga hacia lo más alto del tallo del romero , escuchar el leve siseo de tu respiración: en eso consiste la gracia hoy, ahora.
El mal también es difusivo y contagioso . Probablemente en la savia de esas plantas que han arraigado en tu interior está la envidia, la vanidad, el afán de poder, la mentira . Cosechas la siembra que hace años sembraron en ti.
Tal vez Dios habita únicamente en la raíz de un arbusto y es posible convertirlo en un aceite para darse con él toda clase de friegas , inhalaciones, gargarismos, infusiones.
Bajo el sonido de todas las biografías que en forma de partitura se cruzaron en nuestras vidas morir tal vez consista en aspirar el perfume de los amores perdidos, de los deseos frustrados , de los sueños que en forma de semilla cada uno lleva dentro.
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