Los meses en Tamahu enseñan que la vida tiene un curso natural. Esfuérzate en conocerlo, respétalo, no lo fuerces. Convéncete: hay una Providencia , un cuidado amoroso por el que Dios nos cuida a todos. Y es así porque Dios te quiere. A ti también, cuando te creó, vio que tú también eras bueno.
Es muy importante que descubras esta verdad: que Dios te quiere. Nada es igual si alcanzas a sentir ese amor.
¿Cómo llegar a esa maravillosa experiencia?: lee y medita una y otra vez las parábolas de la Misericordia de Dios. Son de una belleza conmovedora. Es imposible que ese misterio no sea cierto.
¿Cómo sabrás que algo dentro de ti está madurando?: sentirás un progresivo amor a la Naturaleza. Buscarás con frecuencia su entorno :el sonido del viento a través de los árboles, el murmullo de los pájaros, el arrullo de una corriente de agua, las nubes de algodón del día, o contemplar las estrellas de la noche. Allí te perderás ( ¡te encontrarás!) .
Esos lugares son el mejor paisaje y compañía para que tu alma, despegada de estímulos y distracciones y ruidos, en el silencio clamoroso de la naturaleza y en lo más hondo de nuestro corazón, pueda experimentar en lo Secreto eso que Dios ve en tu corazón.
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