martes, 26 de julio de 2016

FILÍPIDES

Regresaba  de  Barcelona  y  en los ferrocarriles  me encontré  a este mujer . "¡ Santa Teresa!" versión Bernini.



Una mujer cansada  , agotada. El abandono  corporal la  hace bella. Inocente. También buena.

Dormidos  somos  buenos.

Al regresar  paseo  por la gran vía comercial  que nace en la estación  y termina en  el Monasterio.

Se me cruza  con  cara de angustia un  atleta en medio de la carrera . Recuerda mucho a la que esculpen en  algunos Cristos en la Pasión  de  Castilla y León

Antes de entrar  en el Monasterio  visitó un museo de la Fundación Cabanás. Curioso. Hay una  sala dedicada a Marilyn Monroe. Tengo la misma medida de  sus manos. Señal de  que  debía de ser una tía muy guapa, y muy lista.


Desde  el tejado se ve  una vista del monasterio  que  pide un cigarro que no fumaré.





Veo pasar desde  las tejas    al jadeante y sudoroso  Cristo atleta .Lleva el equipo de corredor de fondo: zapatillas amarillas , pantalón corto, excesivamente  escueto según mi gusto, camiseta sin mangas y una cinta roja en la frente. Si en la Estación iba sudoroso ahora  se ven las gotas desprenderse  y empapar  las  baldosas. Parece un tren chú chú  en sus  jadeos.

Bajo a la plaza  y  entro en el Monasterio . La capilla del Santísimo tiene un silencio que  reza  el parpadeo de una vela.  Rezo. O, mejor, miro. No sé rezar.


Al rato, escucho  unos rebufos acompasados , unos silbidos  extenuantes. Se  acercan unos pasos . Es el  corredor  piadoso  dando zancadas a lo largo del pasillo del maravilloso  templo.  Hace una paradiña delante del Sagrario , tres  bufidos - en  el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo- y  sale pitando rumbo al Infinito  y más allá...

Este hombre  corría  su particular maratón al cielo  y, como Filípides, cascará exánime  , con el rostro  compungido , delante de  Dios.

El sudor son las lágrimas del atleta y la agonía de los ojos, su oración. 

Estás  como una puta cabra, pero que Dios  te bendiga, Filípides.

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