sábado, 23 de julio de 2016

MACHADO

En  el cementerio de Collioure, donde está enterrado Antonio Machado  esta grabado en la lápida, el último verso que escribió el poeta: Estos días azules y este sol de la infancia. Machado lo garabateó poco antes de morir, una tarde de febrero de 1939, en la humilde pensión de la familia Quintana que había acogido a este náufrago de la Guerra Civil, junto con su madre y su hermano José. 

El verso fue hallado en el bolsillo de su raída chaqueta.

Antonio Machado es un poeta  que suena dentro de cada alma con sonidos  limpios, sencillos, profundos. De su melancolía deriva su grandeza. Uno  se  topa  con una tierra parda, con olivares, álamos y páramos sombríos, con negros encinares y la lluvia tras los cristales en una tarde desolada, con un viejo hospicio provinciano y también con una primavera que pasaba sobre los cerros cenicientos dejando sobre las hierbas olorosas diminutas margaritas blancas. 

Llevo asociada la experiencia melancólica del paisaje . El paisaje amasado con el alma fue la gran creación que nos legó este poeta.

Machado  arrastra su soledad    como un hombre  de  vuelta de  todo , lleno de sabiduría popular, filósofo caminante, escéptico y ardiente conocedor de la gran sombra que Caín había cernido sobre la historia de España. 

A través de sus soledades y galerías hay  que  regresar a él  como quien aspira  el aire  puro de  la  montaña.


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