Me escribe un lector aconsejándome no exponerme tanto en relación a Manuela. Piensa que debería pasar página , y tiene la impresión de que voy por la vida como un viudo desconsolado.
La verdad es que no creo ser un alma en pena. Una persona que no termina de superar la ausencia. Desde luego, no es esa la idea que tengo de mi.
Hay una verdad que creo firmemente de nuestra Fe, y que también se encuentra en otras religiones: la Comunión de los santos. Hay una iglesia militante, otra purgante, y otra triunfante. Es experiencia universal. El famoso hilo rojo.
Tan presente está Manuela en mi vida , en otro estado, que la siento muy cerca. Muy, muy cerca.No se me olvida su frase en la plaza de Arroyo de la Encomienda, "¿qué será de ti"?. Ella me cuida. La primera vez que la vi, en la terraza de la cafetería Otelo, supe instintivamente que algo iba a pasar en mi vida, y para siempre. No tuve miedo, inquietud alguna. Comenzamos a hablar a las 8 de la tarde y terminamos despidiéndonos a las seis dela madrugada.
Ella fue una bendición en mi vida. Después se me adelantó. Sólo eso. Y ahora anda por aquí llevándome de la mano, porque sabe muy bien que soy muy frágil, muy inestable. A esa mujer siempre le he dado mucha lástima y ya se encargará de llevar este barco a buen puerto.
Cada noche doy gracias a Dios por haber compartido este maravilloso trozo de mi vida con ella. La gratitud es lo mejor que puedo expresar porque a través de ella fluye en nosotros la belleza y el amor.
¿La echo a faltar?, a veces. Pero son más las ocasiones que la siento cerca de mi. También me sucede con mi padre. Desde donde están ellos se entiende todo, se perdona todo, se ama todo.
Su muerte pulverizó todo en mi.Todo menos el corazón. Ese corazón que tú has ido modelando con tus manos, que sosiegas con tu voz desparecida, que iluminas con tu risa desaparecida.
Mientras, aquí abajo, seguiremos andando la vida , y ya veremos en qué termina todo esto.Ella lo hará fácil:era su especialidad.
Como has dicho antes, cada uno tiene su propio camino.
ResponderEliminarSiempre cito a Bernardo de Chartre: sicut nanos gigantum humeris insidentes.
Los que nos han precedido nos levantan. Hay un relato que me gusta mucho de James Joyce: Los muertos, recogido en su libro Dublineses.