La escritora norteamericana Katherine Paterson, premio Andersen en 1988, terminó su discurso contando que si a ella le preguntaran cuál era la mayor alegría de su vida, respondería como un filósofo chino: «Un niño bajando por la calle y silbando después de haberme preguntado el camino».
Llevo tiempo buscando el camino de regreso a casa, y todavía no encontré quien me diera la respuesta . Sé que un día me cruzaré con ese niño bajando por la calle que me dará la respuesta. A veces pienso que ya lo encontré, y se llama Joaquín.
Mientras tanto, yo también sigo silbando. Todos tenemos nuestro momento, Él sabe mejor que nadie lo que necesitamos.
Mientras tanto, yo también sigo silbando. Todos tenemos nuestro momento, Él sabe mejor que nadie lo que necesitamos.
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