Al final, una gran pasión acaba diluyéndose en la vida cotidiana como un río caudaloso desemboca en el mar.
Releo una cartas que escribí hace años. Son cartas de amor. Me cuesta reconocerme en ella...¡buf!: ¡estaba como una cabra!
Al final todo eso no son más que palabras. La vida va por otros derroteros.
Joan Manuel Serrat ha escrito versos inspirados por el amor, versos de una belleza estremecedora Pero estoy seguro que cuando Serrat estaba enhebrando el hilo de oro de Paraulas de amor , poseído por la inspiración, tal vez, no pensaba en tal mujer sino sólo en la cadencia y en la rima del verso.
En cambio, ahora vive con una mujer que no es la inspiración de esa melodía , y que sabe que el poeta ha tenido ya algún infarto y está atenta a su dieta , a sus pastillas, a que se cuide un poco. En fin, lo que de verdad hace el amor.
Dispuesta a hacer de su parte todo lo posible por defender su amor, le acompaña al hacer la revisión y al llegar a casa, le da un beso antes de acostaerse juntos .
" Paraulas de amor, sencilles i tendres", canta él.",
Y ella le contesta " no duermas boca arriba, porque roncas, amor mío".
Aquella mujer a quién le escribí esas cartas me volvió loco . La gran pasión que me provocó se diluyó en unas rimas en el aire del paraíso. Nuestras vidas son las cartas que escribiste que van a parar al mar. Nada. Papel mojado.
Pero si mi amor hubiera tocado tierra y como un río poderoso hubiera desembocado suavemente en la vida misma de esa mujer, y en la mía un día en que ella estuviera mala, ningún verso de Joan Manuel Serrat hubiera sido más insigne que éste:" X voy a prepararte para desayunar un café bien calentito, una tostada recién hecha, y un zumo de naranja.
Lo demás son tonterías.
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