jueves, 5 de enero de 2017

EL FINAL DE LAS GRANDES PASIONES.

Al final, una gran pasión acaba diluyéndose en la vida cotidiana como un río caudaloso desemboca en el mar. 

Releo una cartas  que escribí hace años. Son cartas de  amor. Me cuesta reconocerme en ella...¡buf!: ¡estaba como una cabra!

 Al final todo eso no son más  que palabras. La  vida  va por otros  derroteros. 

Joan Manuel Serrat ha escrito versos inspirados  por el amor, versos de  una belleza  estremecedora Pero estoy seguro que cuando  Serrat  estaba enhebrando el hilo de oro de Paraulas de amor , poseído por la inspiración, tal vez, no pensaba en tal mujer sino sólo en la cadencia y en la rima del verso. 

En cambio, ahora vive  con una mujer que no es la inspiración de esa melodía , y que  sabe que el poeta ha tenido ya algún infarto y está atenta a su dieta , a sus pastillas, a que se cuide  un poco. En fin, lo que de verdad hace el amor.

Dispuesta a hacer de su parte todo lo posible por defender su amor, le  acompaña al  hacer la revisión y al llegar a casa, le  da un beso antes de acostaerse juntos .

 " Paraulas de amor, sencilles i tendres", canta él.", 

Y ella le contesta  " no duermas boca arriba, porque roncas, amor mío". 

Aquella mujer a quién   le escribí esas  cartas  me volvió loco  . La gran pasión que me  provocó  se diluyó en unas rimas en el aire del paraíso. Nuestras vidas son las cartas que escribiste que van  a parar al mar. Nada. Papel mojado. 

Pero si mi  amor hubiera tocado tierra y como un río poderoso hubiera desembocado suavemente en la vida misma de  esa mujer, y en la mía  un día en que ella estuviera mala, ningún verso de Joan Manuel Serrat  hubiera sido más insigne que éste:" X  voy a prepararte para desayunar un café  bien calentito, una tostada recién hecha, y un zumo de naranja.

Lo demás son tonterías.
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