Lo malo que tenía Valladolid, y parte de las Comunidad a la que pertenece, es que no consigue digerir bien la gente exótica que se traga.
Guatemala, por ejemplo, digiere bien al exótico. Sus calles están pobladas de Qeqchí,, de Poqoms, de Chalchitelkas ...y son policías, maestros, funcionarios. Lo veo como un logro social, como si los gitanos estuviesen instalados en las calles de España como vecinos nuestros.
Eso mismo sucede en Madrid, Roma, Francia, donde el exótico es digerido sin empacho.
En Pucela hay unas gentes de rostros preconstitucionales, normalmente pequeñajos y con caras de cabreados, que es que la vista de un rumano, un chino, un negro, una panchita, les descompone.
En el hall del hotel donde me hospedé dos días al llegar a Guatemala vi un japonés .
A mi los japoneses me dan pena, tan gastados, tan arrugaditos, tan oblícuos, tan apergaminados. Pero este japo, que iría a visitar Petén, estaba hablando con una maya como un junco, ¡y se le veía tan contento al tío...!
Estaba tan a gusto que sin advertirlo se reía de todo, se le reía la cara feorra y achinada, como se le reían los hombros ,y las piernas, como un mal "cagaré" atravesado.
A aquel hombre se le había olvidado su pesadumbre de siglos puteado por dinastías de Emperadores crueles y despiadados como los Tokuguawa, los Meiji, agarrado a aquella jovencita maya, tostada y fresca. Esa , precisamente, que conquistamos los adelantados españoles.
Y le dije.
- ¡Hey, japonudo de mierda, lárgate a tus islas, coño!...¡América es nuestra, de los españoles!
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