Tengo muchos pájaros en la jaula de mi corazón...¡ay, si sólo viviese uno!: pero está la puerta abierta y ninguno quiere salir de allí.
¿Se está bien allá dentro?.
No creo que esa sea la razón. Están allí porque no están bien en ningún sitio fuera de la jaula abierta. Están porque yo quiero que estén, los conozco bien, y los trato a su antojo: el que quiere pipas, pipas le doy, frutos secos, pues frutos secos, un Jack Daniel's, pues hala, tómate un trago, y hay un loro que habla como a gritos las mujeres malas que ha conocido, que han sido muchas.
Asusta ese loro, que se llama Jesús Bendito, y que blasfema como un Sindiós.
Un día vino a casa el mismísimo Cristo de Lepanto , con el cuello torcido y todo, y me dijo " o le dices a Jesús Bendito que calle...o...o..."
- ¿O qué, hein?...qué santos cojones me vas a hacer- respondió el loro.
Y Jesús metió su santa mano en la jaula, lo sacó, lo desplumó, y se lo comió a pepitoria.
Hay más pájaros en la jaula abierta de mi corazón. A uno se le cae la baba de viejo que es, y otro canta todo el rato el "Veni sancti spiritus creator", simulando un cambio de rasante en picado con las alas.
A veces , pero muy de noche, salimos a dar una vuelta a tomar el aire. No hablamos, ni decimos nada.
Unos se apoyan en mis hombros, otros me picotean la cabeza, o se me cuelgan de los bolsillos, y hay quien se enciende un cigarrillo, y me da caladas con su pico mientras me dice, bocaneando humo : ¡venga, Suso, joder, ánimo, que estamos aquí contigo!
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