miércoles, 19 de octubre de 2016

CIEGOS ANTE TANTA LUZ

En el tren. 

Hay en el interior    de las personas  otras luces además de las que sentimos, vemos. . ¿ A qué me refiero ? No lo sé explicar  muy bien. Es más una intuición . Esas luces guardan silencio la mayor parte del tiempo. De repente aparecen en la pupila enamorada, o en la chispa divertida del iris. Parece como que  el ángel de esa persona se asomara vernos.

Ríe una niña entrando en la estación de  La Floresta . Con esa misma alegría , tan contagiosa, penetra la luz de la mañana , merodea por el vagón  de un modo alado  , busca, descubre el amor escondido  de una anciana que dormita bajo un silencio acogedor. Esa luz que ha  entrado con la sonrisa de la niña  atrae hacia ella a la  señora  y juega con ella   sin que se percate.

A eso me refiero.

Esa luz nueva  la acogo. No le digo nada a nadie porque pensarían que estoy muy mal. Tal vez lo estoy. ¿Qué importa?.  Acoger es un deseo de enamorado. Dejar hacer. Quiéreme como si no hubiese mañana.

¡Luz!.: me la bebo a chorros.













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