Amar el mundo es leerlo. Hay una caligrafía en el corazón de las cosas y , como un niño pequeño, paseas el dedo índice deletreando su significado. Es desplegar el corazón de la vida que pasa como un pergamino y leerlo en alto, como si cada mineral, vegetal fruta, hortaliza, animal , fuese un libro escrito en una lengua arcana.
Hay más texto escrito en las cosas que se cruzan - ¡ no digamos en las personas!- que en toda la Historia . Hasta notas a pie de página puedes encontrar . Y si hablamos de olores, sabores, sonidos...¡Penetra en ellos como te adentras en la niebla, hasta donde el paisaje se aclara, hasta los detalles más mínimos.
Tal vez sea este el motivo por el que amo tanto mi infancia. Me gusta que me cuenten siempre el mismo cuento.
Leer así la vida , es favorecer su respiración, alegrarse de que exista.
¡Vivir!
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