Cuando se llega a mi edad sin haber logrado tener intereses directos en la comedia humana, ayuda a aligerar el peso de la vida el hecho de badulaquear por el mundo, por un pequeño rincón del mundo, y distraerse con las cosas más nimias.
Eso hago al andar zascandileando por la vida que me toca vivir hoy, ahora, Superadas las ideologías, comienzan a importarme sobre todo las cosas pequeñas de la vida, que a la larga son las grandes. Me fascina la gente, su rostro, su mirada, el mejor paisaje.
No quiero estar de vuelta de todo, y me empeño en estar de ida. Hay un fotografiado al que le pedí permiso para hacerle una foto.Llevaba tatuado hasta un rosario en el cuello. :
- ¡Por supuesto!- respondió. Aquí donde me ve tengo cincuenta años, cuatro hijos muertos, y una vida muy intensa.
Cada día es mayor el número de personas que sueñan con ser felices con lo inasequible. Las personas que se contentan con lo que simplemente tienen, con la materia del pan nuestro de cada día, los materialistas, somos considerados unos infelices.
Tengo claro que el estado ideal es viajar ligero de equipaje.
Paseo y la mirada que fotografía no hace sangre. Siento un enorme simpatía por esta vida que me ha tocado vivir.
Felicidades y adelante. Aunque no escriba, te leo siempre.
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