Ando por el bosque y en la espesura encuentrras la hermosura oculta de lo pequeño. Las cosas nunca son solo cosas. De repente , unas florecillas , hacen que resuene en el alma una nota alegre, fraterna. La alegría forma parte de lo minúsculo y de lo imprevisible. Un martillito de luz golpeando los pétalos de lo real. Cuando estamos alegres, Dios se asoma a nuestra alma y pregunta "¿ qué es lo que te sorprende tanto?".
Dios está fuera. No dentro. Y fuera ¿dónde? Por todas partes . Él dijo : yo soy la Luz del mundo. En la luz. Dentro no es nada –pensamientos, opiniones preocupaciones, muchas cosas, pero nada, ninguna luz.Ando y me siento invadido de una luz del mismo modo que un pececillo del agua. No sabe, el pobre, que el agua moja, y yo no sé, ¡pobre!, que la Luz me empapa.. La Gracia tampoco moja, pero la siento.
Siempre hay algo maternal en la vida que vivimos. Un modo que tiene la vida de vigilar y mimar a los débiles, a los que necesitamos la misericordia que nos acune.
Hay un pasadizo, como una puerta entreabierta por la que llega un poco de luz. Si asomas el ojo a esa cerradura verás a Dios.
Nobel para Suso!
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