A esta altura de la vida uno sólo aspira a ser decente y a estar delgado, a mirar a las personas en los Ferrocarriles Catalanes , a sorprenderse de que salga el sol cada día.
Todas las doctrinas que me han enseñado han pasado y el aceite de oliva permanece. Todos los sueños que he vivido han caído y, no obstante, dentro de Suso puedo levantar un baluarte que nunca será derribado. También mi juventud ha huido hacia otras playas, hacia otros cuerpos.
Brindemos. Que nadie llore por los días perdidos, por esas biografías que uno transitó , por los impulsos ahogados. Hay que levantar la copa con melancolía y brindar por la antigua hermosura, por la memoria de aquellas horas. ¿Cómo se llamaba?, ¿Carlota? , ¿Ana?.¿Manuela?...
Ahora la madurez consiste en ir secándose con elegancia hasta convertir tu carne en una cecina de gran calidad, bien curada. ¡Qué importa aquellos días que te llevaron a aquellos sueños que no pudiste realizar! Introduce los pies en de una acequia y deja que la historia de esa gente fluya como el agua.
Matilde, Carlota, Carina, Manuela...discurrirán acariciándote el calcañal, mientras el mundo se cae a pedazos. Tus sueños de adolescente ya no son lo que eran. Pero en medio de tanto azar siempre quedará lo que de verdad importa. : comer delicadas verduras, cultivar la amistad, amar a los que te quieren, ser decente, gastar poco, estar flaco.
Una mujer fue la que me enseñó que nada es más profundo que un tomate. Cuando ya no puedas aferrarte a nada ni a nadie escucharás a Amancio Prada cantando unos versos de San Juan de la Cruz , y aún quedará la luz del aceite de oliva, la bondad del corazón, la ensalada de escarola , la ternura ante el dolor y una agradable conversación con los amigos en el interior del aroma de café.
Sólo aspiro a eso.
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