Vale la pena leer a santa Teresa. Para mi es un hallazgo.
El
Dios en el que cree Santa Teresa no es un algo abstracto , como el dios
lejano de otras religiones. Tiene una dimensión humana. No solo habla
con él sino que nos lo dibuja : habla de su cuerpo, de sus gestos, del
color de sus ojos. Habla de él como mujer enamorada. Y eso sólo sabe
qué significa una mujer. Los hombres no entendemos ese amor. Como
una novia , también ella busca un lugar escondido y secreto, donde
recibirle, pues todo ese mundo de visiones, arrobamientos y gozos
inefables, ese mundo de hermosos desatinos de los que ella da cuenta en
sus escritos solo hablan del
cuerpo transfigurado por el amor.
cuerpo transfigurado por el amor.
Los
pasajes en que nos cuenta sus raptos no son los de una esquizofrénica.
Sus arrobamientos lejos de apartarla del mundo la hacen soñar con una
comunidad de iguales, una comunidad de mujeres. En realidad, tan pronto
se encuentra con Dios corre a reunirse con sus monjas para contárselo. Y
como prueba de ello ahí está el Libro de la vida, que es sin duda uno
de los libros más extraordinarios, inclasificables y deliciosos que se
han escrito en nuestra lengua.
Santa
Teresa ve, a Dios y se ve atravesada por él. Tiene pasajes
maravillosos:" ...es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y
Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que
miento... Los días que duraba esto andaba como embobada, no quisiera ver
ni hablar, sino abrasarme con mi pena, que para mí era mayor gloria,
que cuantas hayan tomado lo criado”.
Es
el amor. Y sólo los que hemos sentido ese amor sabemos de qué habla.
Es de ese espacio sustraído a la identidad, a la razón, al alba, lo que
explica en sus trances
Es
la escena de una amante arrebatada en la noche por el ser que ama. ¿
No recordáis ese estado?. Yo sí. Uno ha estado hablando y hablando, y
hablando,horas y horas, hasta el amanecer, y no sentir cansancio de
mirar a esa mujer. Estamos en el reino de la adoración, y adorar algo
es abandonar el reino del yo, del sujeto, y desaparecer en esa noche de
la que hablan las canciones de alba.
Los
amantes, en esas canciones, no quieren que la noche termine, no quieren
que amanezca . “El cuerpo del amor se vuelve transparente”, escribe
José Ángel Valente.
“La
poesía”, escribió Lorca, “no quiere adeptos sino amantes"Y amar es
sufrir. Santa Teresa es una de esas amantes, por eso sufre constantes
trastornos y llega a enfermar una y otra vez en ese camino de
perfección..
“No
era grande, sino pequeño”, escribe del ángel que la visita. Ese ángel
es una metáfora preciosa del amor, porque el amor, como el juego de los
niños, es el reino de lo pequeño. La celda en que escribía Santa Teresa
era un lugar diminuto. Escribía sentada en el suelo, poniendo el papel
sobre el duro jergón, ya que apenas había espacio para más.
Es
curioso que el Libro de la vida está repleto de diminutivos. Es
encantadora :“Casa de trece pobrecillas, unos trabajillos envueltos en
mil contentos, una triste pastorcilla, estas maripositas de las
noches...”. ¡Qué beleza!: es su manera de vivir en lo pequeño, en
lo humilde. También de alegría ..Lo pequeño es el símbolo de la
graciosa afectividad de los villancicos y las canciones populares.
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