Vivir en san Cugat me trae recuerdos que tenía olvidados.
Durante cinco años , para ganarme la vida, fui becario en un colegio de niños "¡ supersocorro que me ataca un Lacoste!". Todos los días iba de responsable del autobús hasta el colegio. Allí cogía los Ferrocarriles catalanes hasta la Universidad Autónoma.
Un inicio de curso vino un autobús que no pertenecía a la empresa concesionaria del colegio, creo que se llamaba Sarbus. . En ocasiones, contrataban autónomos. Éste era un pedazo de autocar ,nuevo, serigrafiado de un color azul eléctrico con el nombre de puerta a puerta del "El Lebrijano".
El Lebrijano era canijo, con unas manos como cazos, una mirada torva, brazos de orangután, voz cazallosa y, como todos los chaparros, de una mala eche muy principal.
Yo procuraba no dirigirle la palabra.
Una mañana pone un casete y uno, que no estaba muy atento, la verdad, nota que la peña se altera. Eran canciones de alto voltaje erótico. Mejor dicho: una guarrada de tomo y lomo.
" Ahora sí que estamos bien,
tú preñada y yo en la cárcel:
tú no tienes quien te meta,
y yo no tengo quien me saque".
Ahora tiene mi abuela
sólo un colmillo
en donde mi abuelo
cuelga los calzoncillos.
Con los dedos de la mano,
con los dedos de los pies,
con la picha y los cojones
todos suman ventitrés.
Bien.Debía de actuar. Los críos estaban alborotados.Los adolescentes aplaudían.
- Perdone,¿podría quitar la cinta, si es tan amable?.
- Pero por qué- responde. Si Franco ya murió, y esto es normal. Estamos en otros tiempos.
- Por favor, saque inmediatamente la casete.
- ¡Vamos,hombre!...ni que estuviésemos en la edad media.
La chavalería coreaba y aplaudía festiva las canciones.
- Le digo yo a usted que la quite.
- Pues no la quito, hombre- y va el tío y sube el sonoro.
Al llegar al colegio fui al profesor encargado de las líneas de los autobuses y di parte del percance.
Por la tarde teníamos otro autobús...pero en el aparcamiento también estaba "El Lebrijano". Vacío.
Cuando estoy llegando, se abren las puertas y baja el notas con una barra de hierro. Acelero y subo a mi autobús. El tío se planta en la puerta y me grita:
- ¡Señor Membribe , baje usted aquí si tiene güevos , chivato de mierda!
El chófer del autobús en el que me había refugiado me dice "¡ojo con éste que te zumba!" .
Los chavales comienzan a corearme " ¡MENDIVE, MENDIVE, MENDIVE!".
Y yo, pues , eso, acojonado. Pero, claro, tenía que hacer algo. Eran los colores del colegio, coño. Así que bajo e hice lo que hacen los valientes: echarle la culpa a otro.
- Lebrijano, coño, que no he sido yo. Que los críos han ido con el cuento a los profes y se ha liado. Que aquí son muy estrechos.
- Señor Membribe de mierda.
- Que no, Lebrijano. Mira, se me ocurre una idea. ¿Por qué no vas con la cinta al encargado de autobuses, que es un tío muy razonable, y que la escuche él?...¡mira, ese es!.
Y el tío, ni corto ni perezoso, se va al autobús , baja con la casete, y se dirige al profe. Habla con él.
Subo rápido a mi autocar y le imploro al chófer: ¡rápido, vámonos cagando leches!
- Pero si faltan varios alumnos.
- ¡Cagando leches he dicho!
Al día siguiente me cayó una buena bronca del profesor encargado de los autobuses. Pero comparado con la que me hubiese caído del Lebrijano, un sermoncito.
El Lebrijano se empeñó en que escuchase las canciones.Y el hombre que no. Y el otro que sí.
Al final, por quitárselo de encima, subió a su autobús a escuchar...
Madre búsqueme usté novio
que me pica el avispero
Rascatelo, tía puta
que mi me picó primero.
Estoy en Zaragoza hasta el 28...pago yo.
Estoy en Zaragoza hasta el 28...pago yo.
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