lunes, 12 de diciembre de 2016

LOS DÍAS EN DELAVALEN.

Estos días han sido  completos , confortables, perfectos. 

Delavalen  es  uno de los lugares  más bonitos de este pequeño país. Pero es necesaria una cierta discreción y pudor para abstenerse de decirlo.Toda la costa está repleta de  pueblos que cacarean su belleza a  los  cuatro vientos. Pero éste, ¡ay, éste!...

Decía san Bernardo que había que  rezar  como  “miel en la boca, cántico en el oído, júbilo en el corazón”.  Así han sido los  paseos  por esta tierra  donde todo se subraya  con el silencio. El silencio que es  tiempo de ensoñación, de la espera de lo inesperado, el tiempo de atender las otras voces del mundo: las voces de los aventureros, de los locos, las voces de los héroes y de los perseguidos.

Eso  hago al andar. El silencio es el espacio de la reflexión, pero también del pudor. Por eso todos los que guardan algo valioso hablan en susurros. La naturaleza  susurra su verdad, para el que sabe  escucharla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario