miércoles, 8 de febrero de 2017

CAUSAS PERDIDAS.

Después de 60 años de una biografía tan intensa como absurda he llegado a la conclusión de que algunos sólo podemos  ser partidarios de las causas perdidas.

Miro hacia atrás en mi vida y es que no he dado una bien dada. A veces tengo la impresión de  ser un tronco arrastrado  por la corriente dando bandazos aquí y  allá.

EL vencido inspira siempre simpatía, porque al fin y al cabo normalmente  sólo pierde el que se niega a cometer tal o cual bellaquería. A uno, por  gilipollas, le han hecho unas cuantas- parece  de cuna esta idiotez mía- , pero , en fin, uno tiene cara de "¡ya lo sabía, ya lo sabía!", y  tira palante.

Edifico instalándome en la derrota. Ni siquiera  apuesto por mi . Hoy  sé que  no  es más  grande  quien más  espacio  ocupa, sino  quien más  vacío deja  cuando  se  va. Sé de  lo  que  hablo.

De  todas formas, nada en mi vida quedó destrozado por el fracaso. Más o menos todo ha seguido igual. No todos los vencidos son decentes, pero todos los decentes resultan vencidos.



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