Después de 60 años de una biografía tan intensa como absurda he llegado a la conclusión de que algunos sólo podemos ser partidarios de las causas perdidas.
Miro hacia atrás en mi vida y es que no he dado una bien dada. A veces tengo la impresión de ser un tronco arrastrado por la corriente dando bandazos aquí y allá.
EL vencido inspira siempre simpatía, porque al fin y al cabo normalmente sólo pierde el que se niega a cometer tal o cual bellaquería. A uno, por gilipollas, le han hecho unas cuantas- parece de cuna esta idiotez mía- , pero , en fin, uno tiene cara de "¡ya lo sabía, ya lo sabía!", y tira palante.
Edifico instalándome en la derrota. Ni siquiera apuesto por mi . Hoy sé que no es más grande quien más espacio ocupa, sino quien más vacío deja cuando se va. Sé de lo que hablo.
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