Es preferible un río desbordado que uno envenenado . En el primero ves que las aguas están fuera de su cauce ,pero tarde o temprano terminan regresando a su fluir natural.
El segundo parece que está todo en orden, sin embargo, todo el que beba de él fallece.
Es imagen el veneno de la hipocresía. Aparentas virtud , pero todo el que bebe de tus aguas tarde o temprano termina con la barriga al aire y bocaneando sobre la superficie.
El veneno ha sido en el método más sencillo, cómodo y con frecuencia impune de resolver muchos problemas. Tanto se usó que había un funcionario dedicado a tascar las viandas y licores antes de ser probadas por el rey de turno.
Fue también un clásico el uso de un polvo mortal depositado bajo las joyas de los anillos de reyes, papas y gente así , que iba pasando de copa en copa en medio de los banquetes . Por la noche , ya en la alcoba de algún invitado , los gritos aún se escuchan en las noches de luna llena sobre el Campidogio.
El veneno ha sido un río oscuro que se ha adaptado a la malicia y perversión de la imaginación humana : desde la cicuta, el cianuro, arsénico, mercurio, hasta el humilde matarratas, el favorito de viudas pobres.
Hoy hay programas de televisión, tertulias políticas, meditaciones, y creencias espirituales que tienen más ponzoña que el que late en la bolsa que las cobras llevan bajo la lengua, . Es verdad que tarda más en hacer efecto en el alma del intoxicado pero, pasado un tiempo , el sujeto entra en melancolía, y poco después ya estaba patas arriba , y con esa cara de apoplejía que se les pone a los fanáticos.
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