jueves, 16 de febrero de 2017

ELOGIO DE LOS ZASCANDILES

La  adolescencia  fueron  los  años  de la  pandilla, que en nuestro caso fue  una banda. 

 Yo pertenecí a dos :la de los  amiguetes del  colegio de  los  jesuítas, y  la de monaguillos  de  la  parroquia  de santa  Engracia. En las dos, basicamente, callejeábamos y hacíamos  el idiota.

Por ejemplo,  se  emitía  un anuncio en la televisión  que decía "fume menos, sabe mejor".

Íbamos  por Zaragoza  haciendo  un  tour  por todos los estancos que tuvieran una dependienta  que estuviera   jamona  , entrábamos, y preguntábamos:

-  Deme un  paquete de Menos.

- ¿Un paquete de qué?- respondía la   estanquera.

- De Menos, el que  anuncian en la Tele, ese de "fume Menos,sabe mejor.

- No...pero  no se refiere a  un paquete de tabaco...es que si fumas menos, sabe  mejor, no sé  si me explico.

- No, no- insistíamos- es que si fumas  la marca  MENOS, sabe mejor  que si fumas Ducados,por ejemplo.

Y así nos pasábamos la tarde.

¡Ah , qué  alegría  fundirse en una pandilla donde la escolaridad no   contaba  para nada, ¡qué sueño!  . Disolverte en ella. y  olvidar esa sensación de ser absolutamente ajeno al universo escolar, y huir de aquellas miradas de  profesores, curas y padres. 

Esa  libertad anárquica  , ese ir  de aquí  para allá siguiendo  toda   la  tarde   otro grupo de chicas  como mandriles más  salidos  que un balcón.

Éramos como  una sociedad  secreta  donde  nunca se denuncian  entre  ellos, pase  lo que pase.Hayas hecho lo  que hayas  hecho. Si ha sido otro el que ha hecho la jugarreta, tampoco se  denuncia. 

Disfrutábamos  al contemplar cómo la autoridad se agotaba en estériles investigaciones  preguntando a unos  y  a  otros, buscando  al chivato. A  veces  el profesor  decía   que todos los alumnos serían castigados hasta que el culpable confiese.

Recuerdo uno, el Batusi,que se lió a tortazos con toda la clase, mesa a mesa, fila a  fila, por no  encontrar al culpable de una pintada  en la pizarra.

Que te traten de cobarde, de ladrón, de mentiroso o de lo que sea, y  que un enfurecido  fiscal declare públicamente todo el desprecio que siente por los monstruos de tu especie que «no tienen el valor de asumir sus actos», no me afectaba  en absoluto. 

 «Me da  lo mismo ", piensas. " Sí, tienes razón, soy tan cabrón  como dices, peor incluso, si supieras...»), sí,tuve la inconsciencia  de ir de noche al colegio y robar exámenes, o de meterme  en un confesionario  y escuchar  los pecadotes de un crío al  que le dije " ¡joder, chaval, te vas  al infierno de  punta cabeza!"

Durante unas horas,  la puerta rota de la sala de  profesores  y el robo de los  exámenes  fueron para el colegio una negra bandera de piratas y nadie, nunca, supo  quién izó esas tibias y  esa calavera.

Y si acusan a alguien en su lugar te callas. No se denuncia. De  esa manera vas creciendo y  aprendes a  justificar  tu  soledad y   dejas de tener miedo. No bajas  la mirada  cuando el cura  te pregunta . Aquí estoy , soy  el culpable con cara  de  no haber roto  un  plato  en  mi vida.: ¡Nadie lo sabrá nunca! 

Después,   te  acercabas  al confesionario y te acusabas  de haber  robado unos exámenes,o de haber absuelto en un confesionario a un crío, y el padre  se removía en el cojín y decía:

- Pero, bueno, tú estás tonto o  qué...anda , anda, ego te absolvo...

Y salías  a  la calle tan feliz  y tan campante.

2 comentarios:

  1. Y te quedabas tan contento cuando acusaban a alguien de algo que no había hecho? Me parece muy injusto.
    Ese concepto de solidaridad mal ententido está muy extendido entre los escolares y me parece horrible.

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  2. Pues sí...pero así era.

    Ahora no lo sé.

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