Me he pasado un buen tiempo intentando olvidar una mujer que amé más de lo que pude imaginar. No puedo, así que me iré con ella en la mochila y daré una vuelta al mundo.
A veces me miro en el espejo con la luz apagada. A pesar de la absoluta oscuridad, su imagen estaba dentro del espejo. Sabía que escuchando a Ray Charles, se produciría en mi rostro una herida, otra herida más.
Oigo el bullicio del domingo por la tarde al otro lado de la ventana Enciendo la luz; observo mi rostro en el espejo para analizar la cicatriz que me ha dejado ese amor. Si la herida es como otras veces- es la segunda vez que lloro un amor así- trataré de limpiarme la sangre con un algodón empapado con mis lágrimas.
Ahora estoy a oscuras frente al espejo, con los ojos abiertos, pensando. Para celebrar algo y olvidar imagino unos versos que hablaban del conde Arnaldos la mañana de san Juan . Frente a las tinieblas del espejo también descubro la mano de un niño que está pasando las páginas de un álbum de fotografía, donde se suceden imágenes remotas de un niño con sombrero y pluma en el ala saludando a un rey mago, un chaval haciendo gañotas a la cámara, un joven bien guapo con la americana al hombro, de un tío cantando con una guitarra , de un coche , un Morris verde. Reconocí aquellos objetos que me han acompañado a través del tiempo.
En el espejo ahora aparece Ray Charles y canta " Crying time" . Rompí a llorar. Sentí algo en el rostro. Cuando encendí la luz. descubrí en la mejilla una herida sangrando en forma de labios.
Ánimo, ya casi es primavera :-)
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