Leer es alimentarse. Tan orgánico , íntimo y necesario como alimentarse.
Reconozco que tengo unas carencias importantísimas en el comer. No tengo gusto.Soy de los que meten cosas por el agujero de la cara.Pero disfruto cuando veo comer personas que hacen de la digestión una liturgia. Mastican lentamente, saboreando, y haciendo del comer un rito. Para esta gente la comida es algo muy serio.
Saben que esa materia prima ha hecho un largo viaje hasta llegar a la mesa. Alguien sembró la semilla, regó las hortalizas, podó los frutales, salió de madrugada a pescar, ordeñó las vacas, realizó la matanza . Un camionero transportó esos productos al mercado. Un cociner@ los cocinó con mimo y sabiduría. Los que comen así tratan de convertir también la sobremesa en un ejercicio moral, casi místico.
Mi padre era de esa cultura y viéndome comer se descomponía.
Uno lee así, como otros comen. Leo buscando en cada libro la isla del tesoro y a veces encuentro el cofre del pirata. Detrás de un buen libro también hay grandes recorridos, inmensos. Y a veces el precio de ese viaje es altísimo.
Una de las estampas que más disfruto de fotografiar es el de personas leyendo. Absortas, buceando en unas páginas, ajenas a todo.
TESIS: como vivimos en la sociedad de la imagen sabemos lo que es un cuerpo perfecto.
ResponderEliminarANTÍTESIS: como ya no leemos no sabemos lo que es un alma perfecta.
SÍNTESIS: nos pasamos el día en el gimnasio.