"No creo en Dios", me escribe un lector.
"Yo , en ese Dios que buscas , tampoco creo. Probablemente no exista".
A Dios no lo ha visto nadie. Y el que diga que lo ha visto, miente, o se chuta con gominolas.
Dios es invisible, lo que no quiere decir que no exista. Está en todas partes, en esa hoja agitada por el viento, en esa estrella que atraviesa el espesor de la noche. Está en los campos, en el templo, en la carne y en el espíritu.
En Dios nos movemos, existimos y somos. Ningún límite le contiene.
Nuestro error consiste en encerrarlo en algún límite, y no darnos cuenta que la Tierra es nuestro destierro - porque sentir el destierro es sentir también la patria,
Suso, ese Dios, el tuyo, el de ese señor, el mío... el nuestro... no existe. Es una ilusión de la humanidad ante ese frío que describes. Pero no, por mucho que nos empeñemos, ese Ser no existe. No hay ninguna razón para pensar que ese malabarismo de la mente exista fuera de la misma. Pero que cada uno piense lo que quiera. A algunos les hará bien creer que tiene un Padre que vela por ellos y que les acogerá en su seno al final de sus días. Hay que reconocer que la idea ayuda a tirar para adelante. Otros lo utilizarán como pretexto para eliminar a los que no piensan como ellos. Y yo, después de muchas vueltas, no consigo creer que ese Ser exista de verdad. Aunque me gustaría que así fuera.
ResponderEliminarTe entiendo (y no es una frase al uso)
ResponderEliminarPero a veces hay una rendija donde puedes asomar el ojo y sorprendente.
Sé que suena new age...pero no hablo desde la creencia, sino desde la experiencia ( que es transcendental, no católica)