domingo, 11 de junio de 2017

SOBRE LA PERFECCION

Para empezar entender algo hay que conocer la perfección.

No sé usted que me lee, amig@ lector, pero yo comencé a andar muchos caminos gracias al ejemplo de algunas personas. Ejemplares en algún tema, que también he caído en la trampa de creer en la santidad olímpica de alguna gente que luego resultaron unos ejemplares.

Uno no sabe lo que es el jamón serrano hasta que no toma jabugo.  No  te pispas de lo que es una soprano hasta que no escuchas a la Callas. No disfrutas de la lectura hasta que no descubres a Dostoiveski , o el mejor Pla. No sabes lo que es el teatro si no has visto a Flotats...

Saber de algo es tocar su perfección.

Paseo con un hombre bueno. Es misionero laico de la obra de Ekumene. Cuenta su vida con una sencillez admirable. Tiene un don: es zahorí. Es capaz, sobre plano, de averiguar donde hay agua. No se da un pijo de importancia. Con ese don ha hecho mucho bien. Tiene 76 años, aunque de chapa y pintura está para pasar cualquier ITV.

- Me han sucedido muchas cosas extrañas - me cuenta mientras paseamos agarrándome del brazo- una mañana pasaba por Javea, donde vivía en una de nuestras casas, y siento una voz interior " entra en esa casa y habla con don Fernando".

Don Fernando es un señor que padece de cáncer terminal. "Un hombre que llevaba una vida muy desordenada, con varios hijos fuera de su matrimonio, y un pasado muy desgraciado. Yo  conocía a su hijo..."

Entra en la casa y le dice al enfermo "ponga en orden su vida, don Fernando, Dios le está dando un tiempo a su vida para  que se ponga en paz. Me ha sucedido oír esto, y se lo digo".

Aquella tarde le pide a su hijo que llame un sacerdote. Dos días después murió.

No es un santo, pero es una persona que refleja la humildad, como el jabugo el sabor del jamón.

- Mi madre era muy santa. Somos cinco hermanos. Murió con cuatro de nosotros acompañándola en su agonía. Mi hermana no pudo asistir, pues estaba lejos. Al fallecer llamó nuestra hermana:

- Ha muerto mamá, ¿Verdad?.

- Pues sí, ahora mismo...¿cómo lo sabes?

- Ha estado aquí y me lo ha dicho. Ha venido a despedirse.

Miro de hito en hito a Joan, que así se llama. No hay nada en él de fanático, de histérico, o intolerante. Lo cuenta así, porque así sucedió. Le da igual si lo crees o no porque no lo explica para que le creas, ni para convencerte de nada.

Para empezar un camino nuevo hay que conocer la perfección. Con Joan tuve un impulso interior de ser así y echar a andar.

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