Si quieres, pero has de quererlo, buscarlo, y ponerte a ello, puedes encontrar todos los días, aunque sea durante un segundo, el paraíso.
Para Adán,- en feliz ocurrencia de Twain- el paraíso estaba junto a Eva. Por eso al ser expulsado de él se quedó tan ancho, y tiró palante.
Está en la lisura del cristal, en las gotas de agua transparentes que difunden algunos aspersores al amanecer,en la mirada de tu pequeña,...¡todo es paraíso!
Pienso en aquella idea de Borges: “No pasa un día en el que no estemos, un instante, en el paraíso”.
La única forma de entender el amor es sentirlo, y lo mismo sucede con la belleza.
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