martes, 27 de junio de 2017

EN ESO ESTOY

Un día decides que estás harto. 

Vino la  Providencia  a  asistirme   en  forma  de destino  profesional. Y recalé en sant Cugat. 

Desde allí  iré a  pasear a una playa solitaria en noviembre, o al Congost de Mont Rebei . O pasear un hayedo en otoño. Visitar , anónimo  e indiferente, un museo. Leer  una buena novela con un fondo de  baladas instrumentales. Beber zumo de remolacha. 

Siempre   alcanzar  un punto interior  donde no haya radio, periódicos ni televisión,. Llegar  allí con una maleta sucinta, para hacer una terapia de silencio. He llegado  al momento  de   querer  vivir solo. Hay que irse al desierto.

Busco esa paz que  una  mañana  encontré   a la sombra de una vaca en una pradera cerca del río Barrosa.  Instalado en ese lugar, tomé   el sol, di largos paseos, dormí  profundamente, me despertaban los pájaros, oí  la música de los abetos. Fue en el mismo viaje que  de  novios. Pasaba  el tiempo contando las palpitaciones de un lagarto  tomando el sol en un canto rodado. 

Extasiado, acompañaba  con la mirada  la trayectoria de una mosca en la habitación.

Nada más, y nada menos. Y mientras tanto el mundo  sigue su órbita lleno de furia ,   uno a  su bola.  Vivir así hasta que se te ponga ese rostro que tienen los aldeanos  , como  de cara de pan candeal o de idiota feliz. 

Fuera  el lío.  Perdona al Tomás de  turno, èse que uno  pensaba  que la  muerte de su madre  le  daría la paz  que no tiene. Me  equivoqué. 

Y   uno  oliendo flores silvestres, escuchar cantando los mirlos, las rosas se abren, los lagartos palpitan, el espliego te  acaricia  el fondo de la nariz y hay silencio en tu madriguera.

En eso estoy.



No hay comentarios:

Publicar un comentario