No sé donde viviré los años que me queden . Será en la prometida primavera , que sé que regresará. Atravesaré la tierra, y preguntaré por ti donde quiera que pase . Cuando te encuentre - ¡qué alegría!- te diré: ¡tortolica qué hermosa eres!
Y me iré por el medio y medio del otoño por entre la corteza del sauce , sobre el río donde las truchas se refugian a recaudo de los furtivos.
Y tú, mi ángel, con las alas de un gris acerado plegadas en tus hombros, me darás a beber en el cuenco de tus manos , y sorberé esa agua, y mis lágrimas.
María, madre , voy buscando las letras de tu nombre en el agua , mientras bebo , y no las leo , se me escapan en el brillo de escamas que se reflejan en la superficie. Y no te puedo llamar aunque quisiese,porque creo no merecer nada de ti.
Estás , amor, acariciando la blanca corteza del abedul, o el lomo del cervatillo que baja a beber a la ribera, o con el mirlo que canta al verte desde el rosal....¿pero a mi?, ¿ conmigo?, ¿por mi?.
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